miércoles, 23 de septiembre de 2009

Islas

...Y me sentí libre, y fui feliz....

Y entonces llegó él.

Me mostró que el equilibrio radicaba en nuestra mente, me mostró que no era feliz, me mostró que no era libre...

Y todos los hombres que habían tocado mi alma, mi mente, mi cuerpo...se convirtieron en polvo.

En polvo espeso, translúcido...en polvo que deseaba limpiar pero no podía eliminar..y las emociones de ayer, fueron peso en las emociones de hoy.

Y tuve miedo, mucho miedo...miedo a no ser libre ... miedo a no ser feliz....

Y quise volver a sentir la libertad en la punta de mis dedos, en la raíz de cabello, en el ombligo, en los párpados y en los lóbulos de las orejas...y me dejé besar por él en cada uno de esos lugares...y volví a sentir erizarse mis terminaciones nerviosas como la primera vez que me enamoré...

Y supe que aquello que sentía no era deseo , ni pasión, ni amistad...y dejé hablar a mi estómago, a mi cerebro y al músculo que encerraba mi pecho...

Y respiré y me dejé llevar...

Lo hice, aún sabiendo que el terror seguía en mí, aún sabiendo que no me convenía, aún sabiendo que iba a sufrir...Y lo hice para ser libre, para ser feliz...

Y la libertad se tornó cárcel, y la felicidad se tornó líquido...y mi ombligo temblaba mientras olia su respiración....Y tuve miedo, mucho miedo...


Y decidí huir.


Y en mi huida eterna, le añoré por vez primera...y respiré, y supe que sin él tampoco era libre, ni feliz....


...Y ahora soy isla, grano de arroz sobre la encimera, amapola entre el trigo y gota de aceite rodeada de agua... sin él ....

.Y aún no soy libre, ni feliz .