Y lo guardé todo en el cajón de las cosas perfectas
Junto a la felicidad
a la ilusión de tu mirada y la mía cruzándose
al tren que no perdí
a tu sudadera y a mi mechero olvidado
a un perfume que huele a cereza
a una habitación de hotel inundada
a tus manos deslizándose por mi entrepierna
a los pastelitos y los cacaolats
a tu café con colacao
a tus tostadas en porciones
a vernos y sentirnos cerca cuando más lejos estábamos
a una pin-up tatuada que aún me mira y lleva tu olor
a tus calaveras y a tus motos
a nuestras ganas contenidas y estallantes
a los orgasmos, los gritos, los suspiros,
a los agarrones y los mordiscos
a las embestidas y la calma
a tu paz y mi ansiedad
a tus certezas y mis dudas.
al río y el barrio del Carmen
a las siestas en tus brazos
a los baños en tus brazos
a tus miradas por el retrovisor
a tu sonrisa y a tus gafas.
Y ahí lo guardé.
Donde no pueda hacernos daño
donde el "qué pudo ser" no se clave
donde el recuerdo sea amargo pero se torne en sonrisa,
algún día.
Ojalá algún día, mi fiel caballero,
encuentre a su princesa.