Con ella tengo la típica y tópica relación del amor-odio, que todos sentimos alguna vez hacía la tierra que nos vio nacer.
Sin embargo, en un día como el de hoy a Barcelona solamente se la puede amar...
Para los Barceloneses y para todos los catalanes en general, la diada de Sant Jordi es una jornada muy especial.
Siempre he pensado que una de las mejores postales publicitarias que se puede ofrecer a los turistas potenciales de mi ciudad, se debería tomar en una diada de Sant Jordi.
....Parejitas de adolescentes agarrados por la cintura, senyeres en los balcones, libros tapizando las calles, rosas y espigas a cada paso, padres con rosas para sus hijas, chicas con libros para sus parejas, escritores cansados de firmar, lectores cansados de hacer cola para que les firmen, rosas de olor fragante, rosas de tela, de papel, rosas rojas o rosas, amarillas o azules, gitanas que anuncian sus flores con versos cantados o gritos recitados, estudiantes que recaudan fondos para viajes futuros entre pétalos de colores, libros que se venderán a miles, otros que acabarán olvidados,...
La ciudad luce...Las obras siguen en el mismo sitio, las prostitutas y los carteristas continúan deambulando al caer la noche rambla abajo, los grandes centros lúdico-comerciales no cierran sus puertas, las palomas siguen cagándosete encima en Plaza Catalunya, los propietarios prosiguen con el mobbing a los inquilinos...Pero en Sant Jordi, el aroma a rosas y los libros lo camuflan todo, de manera casi mágica...
Una fiesta comercial como cualquier otra, sí...pero si la intención es que la gente se gaste el dinero en letras y en flores ..el mal es menor...
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